En un mundo donde el scroll no se detiene, hay personas que con unos segundos de video logran hacerte frenar, pensar, aprender y sentirte acompañada.
Conozco a Emilia desde mucho antes de que ella me conozca a mí. Hace tiempo la sigo en Tiktok y siempre que veo un video suyo, salgo con el doble de conocimiento y perspectiva que tenía antes sobre el tema del que habló. Además, desde que vi por primera vez un Tiktok suyo se convirtió en una de las personas que me acompañaron en mi proceso de aceptación sin ni siquiera ser consciente de ello.
Su contenido siempre se trata de un tema distinto y abarca demasiadas cosas: desde experiencias personales hasta visibilización de problemáticas sociales.
Es alguien que te cuenta las cosas de una forma tan atrapante que nunca te puedes ir de un video suyo sin terminarlo. Su forma de hablar y de expresarse tan clara hace que mi cabeza procese perfectamente la información que me acaba de regalar.
El otro día me salió un video de Emilia hablando sobre el masking (estrategia, consciente o inconsciente, que utilizan algunas personas autistas para disfrazar o suprimir comportamientos y rasgos característicos de su condición, con el objetivo de integrarse socialmente), y pensé que me encantaría hablar con ella sobre su experiencia siendo una persona autista y LGBT+, así que me dije “¿Por qué no intentarlo, escribirlo y compartirlo?”.
Siempre me ha parecido sumamente importante compartir en redes sociales los temas que queremos visibilizar, porque en la actualidad es el modo de comunicación que llega a más gente. Así que le escribí, y desde el momento uno fue súper buena onda conmigo (como era de esperarse) y accedió a contestarme algunas preguntas.
Decidí hablar de dos temas que ella habita en su vida diaria y que nos platique un poco acerca de cómo son sus vivencias y pensamientos al respecto.
Esta entrevista no es solo una conversación: es un lugar para reflexionar sobre cómo habitamos nuestras identidades y cómo nos vinculamos en un mundo que está constantemente convirtiéndonos en alguien que no somos.
Gigi: Empecemos con: ¿Quién eres y qué haces?
Emilia: Puedo empezar con qué hago, siento que de ahí me puedo basar un poco más a quién soy.
Una parte de mi trabajo es la creación de contenido. La verdad es que por muchos años lo vi nada más como hobby, ya sabes, pasar el tiempo. Y sobre todo en el último año y medio, me he enfocado más en crecer y empezármelo a tomar un poco más en serio. Ya se ha convertido en una parte de mi trabajo, no te diría que me dedico exclusivamente a eso. El contenido que hago, tú lo has visto, empezó más bien estando enfocado a la comunidad LGBT+, específicamente a mujeres sáficas. Y en los últimos dos años, he tratado de expandir mi contenido, no nada más encasillarme en me gustan las mujeres, y eso es lo único de lo que puedo hablar. Entonces, ahorita la verdad es que comparto de todo un poco. Y aparte de crear contenido, soy peinadora, una de mis hermanas es maquillista, entonces trabajamos juntas, nos especializamos en novias.
Y respecto a quién soy, te podría decir que soy una persona, no sé si la palabra es introvertida, pero ciertamente sí disfruto mucho estar sola, disfruto mucho mi espacio. Algo que me gusta bastante de tener estos dos trabajos es que la verdad me da muchísima libertad para todo. Yo soy dueña de mi tiempo, yo soy dueña de mi agenda y eso lo disfruto bastante. Soy una persona con un círculo cercano bastante reducido. Ahorita no se me ocurre nada más, pero eso te puede decir un poco de mí.
Gigi: ¿Qué te motivó a hablar en tus redes sociales sobre neurodivergencias y sobre la comunidad LGBT+? O sea, ¿cuál fue el momento en el que dijiste “Quiero hablar de esto”?
Emilia: Empecé primero con la comunidad LGBT+, y fue prácticamente a la par de que salí del clóset. Yo salí del clóset a principios de pandemia y empecé unos meses antes de crear contenido y antes era como ya sabes, videos de bailes, de trends, cosas así. Y yo creo que fue como seis meses después de que salí de clóset, que dije: “Quiero empezar a compartir mi proceso”. Sobre todo porque siento que estaba cero familiarizada con la comunidad LGBT+ en general y no conocía a más personas que formaran parte de ella. Entonces, siento que fue una mezcla de quererlo compartir para entenderme mejor y quererlo compartir para conectar con otras personas de la comunidad LGBT+. Entonces, siento que ahí fue cuando empecé y ya que empecé me di cuenta de lo poderosas que son las redes sociales. Por supuesto, pueden ser usadas de una forma muy superficial y muy banal, pero también pueden ser usadas para transformar la vida de las personas, porque hay mucha gente que se siente muy sola, justo porque no encuentra representación, porque no encuentra otras personas con las cuales hablar sobre lo que les está pasando, ya sea cosas de salud mental o identidad sexual.
Y me di cuenta del impacto tan positivo que tenía el simplemente compartir. Porque al principio no hablaba de términos y explicando cosas, no, era más decir “Esto me pasa” y “Esto me cuesta”. El compartirlo hacía que la gente dijera: “Hay alguien más en el mundo que se siente igual que yo”. Entonces, eso valida su experiencia. Me pareció muy lindo. Y después, años después, empecé a hablar de neurodivergencias como a principios o mediados del año pasado, porque el que yo sepa sobre esto es bastante reciente. O sea, estuve toda mi vida sabiendo que había algo ahí que no terminaba de acomodarse y no fue hasta el año pasado que descubrí que soy autista. Entonces fue como la misma historia de querer compartir por entenderme y por encontrar más gente, y en cierto sentido, ayudar a más personas compartiendo.
Gigi: Yo fui una de esas personas. Respecto a la comunidad LGBT+, la verdad es que me he sentido bastante acompañada gracias a ti, así que gracias.
Gigi: Para quienes no saben, ¿qué es el masking?
Emilia: El masking es una herramienta de supervivencia que adoptan las personas autistas y tengo entendido que también personas con TDA (pero no soy especialista, entonces no sabría decirte). Te sé decir lo que me pasa a mí. Yo lo veo como una herramienta de supervivencia en entornos que se sienten, no sé si necesariamente pocos seguros, pero poco conocidos.
En mi caso ha sido muy complicado identificar cuando estoy haciendo masking y cuando no estoy haciendo masking, justo porque llevo toda mi vida haciéndolo. Entonces, desde el año pasado que empecé todo este proceso de cuestionarme literal toda mi existencia, me he ido dando cuenta que, principalmente, yo acudo al masking cuando estoy conociendo una persona. Probablemente en este momento estoy haciendo masking, y no necesariamente es porque sea algo falso o porque no este siendo genuina la interacción que estoy teniendo contigo. Simplemente, son ciertas características que voy adoptando de otras personas, justo por pensar: “Ay, esto no es socialmente aceptado”. Yo en varios momentos he compartido que a mí me cuestan mucho trabajo las expresiones faciales. Yo toda mi vida recibí comentarios como: ¿Por qué estas tan seria? ¿Por qué no sonríes? ¿Por qué tienes cara de que estás enojada? Y para nada me sentía así, simplemente no sé, no existe esa conexión, supongo. Entonces, para ahorrarme todos esos comentarios, para ahorrarme la incomodidad, para ahorrarme el sentirme vulnerable, he ido rescatando ciertas cositas que hacen personas a mi alrededor que veo que les funcionan, justo para yo no sentir este rechazo o este cuestionamiento constante.
Gigi: Uf, ¿qué tan agotador es el masking? Porque siento que es súper cansado llegar a tu casa después de todo el día estar adaptándote a un entorno que no se está adaptando a ti.
Emilia: Sí, es súper, súper, súper, súper agotador. Es probablemente lo más agotador de todo y ha sido la razón por la que prefiero a veces quedarme en mi casa. A veces me cuentan de un plan y no siempre accedo a salir, porque digo: “Okay, ¿este plan vale la pena como para que esté haciendo masking toda la noche? No realmente”. Entonces prefiero quedarme en mi casa. Siempre prefiero disminuir la cantidad de tiempo que estoy haciendo masking, porque siento que aunque lo estoy haciendo como una forma de protegerme a mí, por otro lado, también siento que me estoy traicionando porque no estoy actuando de la forma en la que me gustaría y estoy sacrificando mi paz y mi comodidad para no incomodar a las demás personas. Entonces, sí puede ser bastante agotador.
La verdad es que desde que supe sobre mi diagnóstico y todo, siento que lo he podido manejar de una mejor manera, de darle prioridad a ciertos planes. Por ejemplo yo poner límites y decir: “Okay, vengo a este plan, pero en vez de quedarme cinco horas como lo hubiera hecho en el pasado, me voy a quedar dos horas”. Y en el momento en el que me siento incómoda o el momento en el que me canso, me voy a mi casa. Entonces, creo que esa es la importancia de darle visibilidad a este tema de concientizar, de dar información al respecto, porque como que mínimo en mi caso (no estoy diciendo que este sea el caso de todas las personas que reciben un diagnóstico), el tener un diagnóstico me ha ayudado a identificar mis necesidades y a escucharme, a diferencia del pasado.
Gigi: ¿Qué tanto sientes que se parece el masking a ocultar tu orientación sexual con personas que no sabes cómo lo van a recibir?
Emilia: Se parece, obviamente son dos temas completamente diferentes, pero al final ambos buscan esconderte, disminuirte y ocultarte para no incomodar a los demás. Siento que se parece muchísimo y el gasto de energía es el mismo.
Gigi: Tu salida del clóset propio, tipo cuando tú te diste cuenta antes de decirle a nadie más, ¿la sentiste parecida al momento en el que recibiste tu diagnóstico?
Emilia: Más o menos, porque cuando me di cuenta de que me gustaban las mujeres fue un proceso gradual, no fue como que me desperté y: “Ay, me gustan las mujeres”. Simplemente fui encontrando y uniendo piezas, tipo: Okay, esto significaba. Entonces, darme cuenta de que me gustaban las mujeres, fue algo que sí me costó trabajo. No te diría que desde el día uno hubo aceptación hacia mí misma. Siento que estaba luchando mucho con la idea de más que aceptar que me gustaban las mujeres, aceptar que en ese momento no me gustaban los hombres, eso fue lo que más me costó trabajo. Entonces, en ese proceso sentí que hubo mucha resistencia. Y en el proceso de darme cuenta que soy autista, fue como… Más que resistencia, te diría que todo lo contrario. Fue estar toda mi vida, desde que era chiquita, con este sentimiento de: Es que me siento diferente a las demás personas, siento que estoy exagerando por cómo reaccionó en ciertos momentos y siento que me estoy inventando lo que estoy sintiendo. Entonces, al recibir el diagnóstico lejos de poner resistencia y decir: “No, es que no quiero ser autista”, fue como: “¡Ah!, entonces esto explica todo lo que yo estaba sintiendo”. Y más bien me sentí súper validada y súper real.
Gigi: Sí, siento que a la mayoría de mujeres lgbt+, lo que nos pasa es que es super fácil decir: “Ay, sí, me gustan las niñas” pero en el momento en el que dices: “¿Y si los niños no me gustan?”, ahí ya es cuando sientes que algo no está bien.
Gigi: ¿Consideras los espacios LGBT+ como más seguros para una persona neurodivergente?
Emilia: Siento que depende del espacio, no necesariamente, a lo mejor sí hay un poco más de apertura, justo porque es un espacio que tiende a ser (tiende, no necesariamente lo es), más abierto. Te recibe más y abraza, a la diversidad. La verdad es que yo no tengo amigos ni amigas heterosexuales, ahorita que me estoy pensando (a lo mucho tengo una o dos), pero justo de mi entorno más cercano, pues sí, definitivamente sí.
Pero igualmente me ha tocado estar en espacios LGBT+, en los que no nomás con la neurodivergencia, sino con la misma diversidad sexual, no son tan tolerantes, sobre todo con las mujeres bisexuales y con personas que viven la sexualidad de forma más fluida. O sea, incluso en esos espacios he sentido que hay rechazo y que hay mucho estigma. Entonces, no siento que el ser parte de la comunidad LGBT+ te exente de discriminar. Sí, hay más apertura, pero no al 100%.
Gigi: ¿Por qué crees que las personas neurodivergentes son más propensas a ser LGBT+?
Emilia: En algún momento leí un artículo que decía que las personas neurodivergentes procesan el mundo a su alrededor de forma diferente a las personas neurotípicas, por lo que existe más apertura. Es como un poco contradictorio, porque podemos tener este pensamiento super dicotómico, de: “Es que si no es así, es así”, como muy cuadrado. Pero, por otro lado, también somos mucho de apreciar los detalles más que ver la imagen completa. Entonces, eso ayuda a tener más apertura en ciertos aspectos, sobre todo sociales.
Hemos sido personas que viven en un mundo que cero se adapta a nuestras necesidades. Al final hemos aprendido a aceptar más a las personas diversas, justo porque sabemos lo que se siente ser rechazadas. Entonces eso es lo que creo, seguramente hay más bases científicas al respecto, pero eso podría ser.
Gigi: ¿Qué tan diferentes has encontrado a tus parejas, unas de otras, respecto a tu autismo? Ya sea antes o después del diagnóstico.
Emilia: Abismalmente diferentes, empezando porque con Nat, mi novia actual, mi relación (no estoy quitándole valor a mis relaciones pasadas), la considero como la primera relación adulta que tengo. Y a ver, no es que yo sea muy grande, pero sí se percibe como una relación mucho más sensible, mucho más consciente y mucho más responsable. Entonces, siento incluso que ella tuvo bastante que ver en mi proceso de autodescubrimiento sobre el autismo. Me atrevería a decir que incluso si no hubiera estado saliendo con ella en ese momento, no necesariamente que no me hubiera dado cuenta nunca, pero sí me podría haber dado cuenta mucho tiempo después. Ella me ayudó a aceptar muchos aspectos que yo llevaba rechazando de mi misma por mucho tiempo y justo eso lo veo reflejado perfectamente en mis relaciones pasadas. No necesariamente que estas relaciones hayan sido feas o tóxicas, pero sí recuerdo estarme midiendo y disminuyendo, cuidando todo lo que decía y hacía, accediendo a cosas que rebasaban mis límites todo el tiempo, a diferencia de ahorita. Que a ver, no es que no tengamos problemas, no que no tengamos discusiones o formas diferentes de ver la vida, pero sí lo siento como un espacio en el que te diría que ella es con la única persona con la que no siento la necesidad de hacer masking.
O sea, igual me pasa que con mi mamá o con mis hermanas, que son las personas más cercanas en mi vida, incluso siento un poco la necesidad de hacer masking algunas veces, y con Nat es con la única persona con la que no, entonces siento que eso dice mucho.
Gigi: Wow, qué padre, la verdad, increíble persona Nat.
Gigi: Si pudieras hablar con tu yo de hace unos años, ¿qué le dirías?
Emilia: Le diría: Vas a estar bien, no importa lo que pase. No importa qué tan grande o qué tan grave se esté sintiendo todo lo que estás experimentando en este momento. Tratándose de la orientación sexual, tratándose del autismo (que en ese momento no sabía) o de cualquier otra cosa, lo vas a solucionar. En el momento se siente como que se te está cayendo el mundo encima y que ya no vas a salir de esa, pero lo logras, al final lo logras. Y de las experiencias negativas, que en realidad no considero que sean negativas, simplemente son experiencias no tan agradables, son de las que más aprendes.
Gigi: ¿Hay algo que te gustaría contar sobre tu experiencia que no te hayan preguntado todavía?
Emilia: No sé si necesariamente que no me hayan preguntado, pero siento que hablo muy poco sobre esto justo porque las redes sociales pueden ser muy positivas, pero también pueden ser muy desgastantes, porque está muy presente la cultura de la cancelación y la cultura de que tienes que decir siempre lo correcto y siempre lo que estés diciendo tiene que estar perfectamente deconstruído y súper consciente. Y entiendo que tampoco está bien irte al otro extremo de: “Ay, como no quiero estar deconstruida, entonces me la paso lastimando a las demás personas”. Pero, lo que muchas personas no entienden es que todos estamos viviendo por primera vez, todos estamos viendo qué pedo con nuestras ideas y a veces es muy cansado estar pensando: “¿Qué voy a decir? ¿Qué voy a recomendar? ¿De qué va a ser mi video?”, pero a la vez: “Tengo que pensar en absolutamente todos los detalles para que lo que esté diciendo sea correcto, para que no esté lastimando a nadie y para que todo esté de acuerdo contigo”. Entonces, eso es muy cansado, la verdad, es muy cansado a ser políticamente correcta el 100% del tiempo.
Y a lo que voy con esto es que, mi público principal son mujeres a las que les gustan las mujeres, y yo me casé con la idea de: Es que entonces ya no me puedo salir de ahí; ya esto se convirtió en gran parte de mi identidad e incluso la forma en la que la gente me reconoce.
Me ha pasado que cuando voy a Pride, que me dicen: “¿Tú eres la lesbiana de TikTok?”. Es como mi distintivo. Entonces, me ha costado mucho trabajo a lo largo de los años acomodar eso, porque yo sí considero (no estoy diciendo que es el caso de todo el mundo), que en mi caso la sexualidad sí ha sido algo súper fluido. Y yo creo que por eso me costó tanto trabajo aceptar que me gustaban las mujeres, porque yo recuerdo que en mi pubertad a mí me gustaban mucho los hombres. No era una cuestión de: “Me estoy obligando a que me gusten”. No, me gustaban mucho los hombres. Y luego también me di cuenta de que me gustaban mucho las mujeres y los hombres me dejaron de parecer atractivos. Luego pasó un ratito y me gustaban algo los hombres, pero me seguían gustando mucho las mujeres. Y así ha ido fluyendo a lo largo de los años y ahorita te podría decir que los hombres sí me gustan. No podría tener una relación con un hombre, porque me caen mal los hombres, pero sí te podría decir que me gustan los hombres. Y las mujeres permanentemente me gustan. Entonces, eso ha sido algo que me ha costado mucho trabajo hablar en redes sociales, porque es tipo: “¿Cómo? Es que ahora te gustan los hombres, entonces estabas actuando antes, entonces estabas mintiendo antes”. Y no sé, me parece una forma tan desagradable ver las cosas, es como: Wey, o sea, no porque tú vivas tu sexualidad de una forma constante y estable, significa que yo la tenga que vivir de esa forma. Y si no la vivo de esa forma, ¿significa que estaba mintiendo? No, simplemente soy una persona que va creciendo y va encontrando nuevas cosas que le van gustando.
Gigi: Sí, es que a fin de cuentas, las etiquetas están para ayudarnos a expresar lo que nos pasa, no para dejarnos en ese molde por siempre. Las etiquetas se tienen que adaptar a nosotros, no nosotros a las etiquetas. Y al mismo tiempo te puede llegar este pensamiento de: “Siempre creen que las lesbianas estamos confundidas, entonces estoy alimentando ese estereotipo”. Y eso te frena, lo que vuelve a lo que hablábamos sobre priorizar a los demás antes de quién eres tú, ¿no?
Emilia: 100%. Literalmente.
Gigi: ¿Qué le dirías a alguien que acaba de ser diagnosticado con alguna neurodivergencia o que se acaba de dar cuenta de que tiene muchas características de una persona neurodivergente?
Emilia: Le diría que no es el fin del mundo, que es válido sentir miedo, es válido sentir frustración y confusión también. Pero que al final, creo que también puede sacarle algo positivo a este diagnóstico (separándolo de lo difícil que puede sentirse ser una persona neurodivergente en un mundo que no nos da el espacio para hacerlo, ni las herramientas para hacerlo). Mínimo en mi caso, a mí me ha ayudado investigar mucho, eso le diría: Investiga mucho, lee al respecto, relaciónate con otras personas neurodivergentes, sigue cuentas de personas neurodivergentes. Porque siento que entender las cosas te ayuda mucho a transitarlas mejor. El miedo y la confusión puede venir de no tener ni puta idea de qué es, porque nadie te ha hablado al respecto. Entonces, en este caso, definitivamente la información es poder. La información es lo que va a marcar la diferencia entre verlo como algo que padeces y verlo como algo que simplemente eres. No tiene que ser algo negativo, a menos de que tú le des esa connotación. Entonces, siento que somos responsables de transformar la experiencia en algo que nos sirva o en algo que nos siga dando en la madre.
Gigi: Perfecto. Justo relacionado a eso, se me ocurrió preguntarte, ¿Tú te sientes más cómoda diciendo: Soy autista o tengo autismo?
Emilia: Soy autista.
La verdad es que me da un poco igual, ahora sí que me voy a poner honesta contigo, pero me da un poco igual. Como que al principio, cuando acababa de recibir mi diagnóstico, yo decía: “Tengo autismo”, porque siento que esa es la forma en la que lo escuché toda mi vida. No sé tú, pero cuando se referían a una persona autista, yo siempre escuchaba cosas como: “¡Ah! Esta persona tiene autismo”, como lo escuchas con otras cosas relacionadas a salud mental, como: “¡Ah! Tengo ansiedad o tengo depresión”. Yo dije: “Bueno, pues tengo autismo”. Y conforme fui investigando más y leyendo más al respecto, leí que justo muchas personas autistas dicen: “Es que no tengo autismo porque no es algo que se me va a quitar, o no es algo que me dio; simplemente nací así, entonces soy autista”. Y la verdad es que me hizo mucho sentido. O sea, si alguien se refiere a mi como “Tiene autismo”, me da igual, la verdad es que para mí, para mí, para mí, no es importante. Suelo decir más “Soy autista” porque me hizo sentido. Tengo entendido que hay personas a las que sí les molesta que les digan “Tienes autismo”. Entonces creo que hay que respetar, pero personalmente no.
Gigi: Y por último, ¿qué es algo que te gustaría decir a las personas neurotípicas que no tienen idea sobre las neurodivergencias?
Emilia: Siento que esto también va un poco de la mano de la diversidad sexual. Muchas personas están negadas a investigar, pero sobre todo, entender a las personas que son diferentes a ellas. Y me llama mucho la atención lo que veo sobre todo en comentarios que me dejan como: “Es que yo no termino de entender a las mujeres lesbianas” o “Yo no acabo de poder entender a las personas trans”. Y algo que he aprendido a lo largo de los años es: No necesitas entender a una persona para aceptarla. Y aplica lo mismo para las neurodivergencias. Entonces, entiendo perfectamente que no me entiendas, porque yo tampoco te entiendo a ti, porque no he vivido ni un día en tu vida, porque no vivo en tu cuerpo tampoco, entonces, no sé cómo vives las experiencias, pero eso no quiere decir que sean menos graves unas que otras. Simplemente, SON. Entonces, a lo que voy con esto es que siento que hablándose de neurodivergencias, obviamente no podemos esperar que las cosas cambien de la noche a la mañana, pero justo el abrir estos espacios ayudan a que la gente pueda entender que hay más personas que están viviendo una experiencia diferente a la mía. Y esto no quiere decir que tú renuncies a tu estilo de vida porque me afecta a mí. Simplemente, es dejar de asumir que a las demás personas les va a funcionar mejor tú estilo de vida.
Entonces lo que le diría a una persona neurotípica es: No me voy a meter en tu vida, yo voy a la mía; Tú ve a tu ritmo, yo voy al mío. A cada quien le funciona en cosas diferentes.
Gigi: Es que justo es eso: Ellos no te entienden, pero tú tampoco los has entendido y sin embargo has estado toda tu vida adaptándote a ellos. Entonces, si tú hiciste todo ese esfuerzo, quizás las personas neurotípicas también podemos hacer un mínimo esfuerzo para adaptarnos.
Las personas neurodivergentes y/o LGBT+ estamos acostumbradas a adaptarnos constantemente a los demás, a fingir para no incomodar a otros, y eso es sumamente cansado.
Realmente no es difícil empatizar con las personas de tu alrededor y darte cuenta de que necesitan cosas que quizás son completamente diferentes a las que tú necesitas.
Si tantos hemos podido adaptarnos a las personas heterosexuales y neurotípicas durante todo este tiempo, es porque ellos también tienen la capacidad de hacerlo.
La capacidad de cambio y adaptación es lo que hace que la evolución sea posible, atrévete a convertirte en el espacio seguro de los demás.
Pregúnta, investiga, infórmate, haz del mundo un lugar habitable para todas las personas.
Aquí tienes un lugar por donde puedes empezar:
Instagram de Emilia: @emiangulo
Tiktok de Emilia: @emiangulooo